En nuestro centro médico regenerativo, Oaga Salut, contamos con la experiencia y profesionalización necesaria y avances biotecnológicos en el tratamiento de pacientes con lesiones del codo y de la mano.
Es importante establecer el tratamiento de una manera precoz y tomárselo seriamente ya que es una patología que tiene con facilidad a volverse crónica. El tratamiento inicial siempre debe ser conservador, mediante la combinación de una serie de medidas. El objetivo además de reducir el dolor va a ser prevenir la discapacidad y la recidia mediante la restauración de la función previa. Este tratamiento INCLUYE:
– Reposo durante los primeros días de la fase aguda. El primer paso hacia la recuperación es darle a tu brazo el descanso adecuado. El reposo absoluto solo es aconsejable en esta fase de mayor dolor. Posteriormente se debe iniciar cuanto antes un programa diario de ejercicios de fisioterapia.
– Educación del paciente: Incluye una explicación sencilla de la patología y de las actividades a evitar para no perpetuar o agravar el proceso. Además, os debemos informar nosotros en consulta, o vuestro fisioterapeuta de una seria de medidas de higiene postural, es decir, explicaros las posiciones del codo a evitar. Así, se aconseja realizar actividades manuales con el antebrazo supinado (palma hacia arriba) y evitar el uso de la mano en pronación.
– Modificación de las actividades que contribuyen a su perpetuación. Es aconsejable evitar las actividades laborales, domésticas o deportivas que perpetúan el proceso mientras exista un dolor agudo y discapacidad. Una vez haya desaparecido el dolor agudo se puede volver a la actividad normal utilizando una banda preventiva de epicondilitis además de insistir en la fisioterapia.
– Ejercicios de fisioterapia: Tras superar la fase aguda se comenzará con ejercicios de estiramiento de la musculatura extensora del antebrazo; En una segunda fase, cuando haya disminuido el dolor, ejercicios de fortalecimiento (contra-resistidos y con peso gradualmente progresivo) haciendo hincapié en la fase excéntrica de la musculación. Siempre os recomendamos realizar estos bajo la supervisión de un fisioterapeuta o especialista en ciencias del deporte.
– Banda de epicondilitis. Es una banda que se coloca 1cm por debajo del epicóndilo. Puede aliviar los síntomas al permitir el descanso de los tendones extensores al interrumpir la transmisión de fuerzas. Minimiza el traumatismo repetitivo en la inserción del tendón y por tanto disminuye la transmisión de la carga y la fuerza al epicóndilo. Debe utilizarse únicamente durante la realización de las actividades que implican el sobreuso del antebrazo y hay que retirarla el resto del día.
Este tratamiento combinado con hielo y pomadas anti-inflamatorias se deberá mantener durante 4-6 semanas en la mayor parte de los casos antes de notar una mejoría. En los casos muy intensos o de mucho tiempo de evolución podemos ofreceros un tratamiento algo mas agresivo como son las infiltraciones o una pequeña intervención quirúrgica.
Las infiltraciones con un corticoide son una opción en la epicondilitis cuando existe mucho dolor, pero no deben repetirse si no tienen efecto y nunca más de tres veces. La infiltración de estos medicamentos puede ser muy eficaz pero puede aumentar la probabilidad de una recaída por lo que seleccionamos el caso de manera individualizada.
Las inyecciones con Plasma Rico en Plaquetas (PRP) pueden favorecer la regeneración de la zona, y existen estudios que demuestran mejores resultados a largo plazo que con los corticoides. Son una terapia en que todo lo que infiltramos son productos de nuestro propio cuerpo.
Los dos tratamientos anteriores pueden combinarse con Ondas de Choque sobre todo en los casos de muchos meses de evolución.
La cirugía por su parte, sólo es necesaria en menos del 10% de los casos, solamente cuando todo lo anterior ha fracasado. Se puede realizar con una pequeña incisión, por artroscopia o por cirugía guiada por eco (sin incisiones) teniendo cada técnicas una ventajas. En cualquiera de ellas se consigue eliminar el dolor en mas del 80% de los casos, y su finalidad es disminuir la tensión del músculo extensor corto, desinsertándolo parcialmente y en algunos casos eliminar el tejido dañado.
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