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La lumbociática es un dolor en la zona lumbar que se irradia hacia la extremidad inferior, llegando a veces incluso hasta el pie. La molestia se da durante el día y la noche y habitualmente cede o se alivia parcialmente con la posición fetal. Se puede acompañar también de déficit sensitivo o de fuerza.
Es muy común que la gente llame ciática o lumbociática al dolor lumbar, pero para que sea lumbociática tiene que tener un dolor que recorra desde el glúteo, por la zona posterior del muslo, y más abajo por la pantorrilla y el pie. El dolor que está delimitado a la zona lumbar y los glúteos es un lumbago.
La lumbociática muchas veces se da como causa de una hernia de núcleo pulposo, alguna otra alteración o patología que esté ocupando parte del canal lumbar y que comprime alguna de las raíces que van a formar el nervio ciático.
Hay que tener claro que los discos intervertebrales conforme pasa el tiempo van envejeciendo junto con la persona y es parte del proceso normal de evolución de la columna. Cada disco envejece a distinta velocidad y en la medida que ocurre va perdiendo líquido y se producen micro roturas que hacen que el disco se haga más pequeño y a veces, producto de la deshidratación y de la rotura de los anillos que forman el disco, se produce una hernia del núcleo pulposo.
Por otra parte hay algunos trabajos que están relacionados con mayor lesión de disco, como ocurre por ejemplo con el obrero de la construcción que trabaja con máquinas para moler cemento, ellos tienen más incidencia de tener hernia de disco. También hay algunos deportes que están relacionados con patología discal, aunque no necesariamente con hernia del disco, como el motocross y el descenso en mountain bike.
Los pacientes presentan dolor lumbar muy intenso que se describe a veces como un calambre o sensación de corriente que puede estar o no acompañado de dolor de espalda, pero que se irradia desde el glúteo con un recorrido por la zona posterior o lateral del muslo hasta el tobillo. A veces se acompaña por déficit neurológico que puede ser sensitivo o motor, anestesia o hipoestesia en el territorio afectado.
El diagnóstico es clínico. Se examina al paciente, se evalúan los reflejos, fuerza y sensibilidad, con lo que se puede tener una sospecha clínica de más o menos en qué nivel está la hernia.
Luego de la sospecha se solicitan algunos exámenes como las radiografías simples de columna lumbar, que siempre son útiles, ya que dan un panorama general de la columna. Y finalmente, el diagnóstico definitivo de la causa y que muestra bien preciso dónde está la hernia es la resonancia nuclear magnética, que muestra el estado de los discos, la hernia y qué raíz está comprometida.
Hay otros exámenes que son complementarios, que pueden ayudar a definir si hay o no compromiso neurológico, como la electromiografía, que consiste en un examen en el que se le hacen pruebas al paciente con agujas muy finas que van pinchando distintos grupos musculares, que ayudan a ver si está o no alterado el músculo.
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