RIZARTROSIS

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¿Qué es la rizartrosis?

La rizartrosis o artrosis del pulgar es una alteración degenerativa de la articulación trapeciometacarpiana que une el dedo pulgar a la muñeca. La particular disposición de los ligamentos de esta articulación permite realizar con la mano el movimiento de pinza, que consiste en unir el pulgar con los dedos largos. Se trata de un gesto fundamental para llevar a cabo la mitad de las actividades que realizamos diariamente con nuestras manoscomo, por ejemplo, abrir una puerta, planchar, subirnos la cremallera o coger objetos.

Por tanto, cuando el cartílago se degenera por factores como la edad o por haber desempeñado de manera habitual durante años trabajos manuales -algunos gremios profesionales sufren mayor riesgo de padecer este problema-, podemos encontrarnos con dificultades para desenvolvernos con las tareas más cotidianas. Dolorido, rígido y con el rango de movimiento limitado, el pulgar no permite ya pellizcar o sujetar objetos, hacer pinza lateral u oponerlo de manera mantenida contra algún objeto.

Por tanto, aunque se trata de una enfermedad benigna, puede ser causa de incapacidad sociolaboral de carácter crónico y tiene una importante repercusión en las actividades de la vida cotidiana.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma inicial es el dolor en la base del pulgar, que puede aparecer en ambas manos, aunque suele ser más intenso en la dominante. Este dolor mejora con el reposo y aumenta con el inicio del movimiento, sobre todo después de un periodo de inactividad. Una vez que la articulación está en movimiento, se suavizan las molestias, pero si la actividad es prolongada, comienzan de nuevo.

En este caso, además del dolor, la destrucción del hueso y las alteraciones que sufren los ligamentos, los tendones y la cápsula articular, así como la contractura muscular que en ocasiones provoca esta patología, se produce una deformidad que muchas veces imposibilita realizar movimientos que antes sí hacíamos con esos dedos de la mano.

En estos estadios más avanzados, la rizartrosis también provoca pérdida progresiva de fuerza.

Lo habitual es que estos síntomas estén asociados a la realización de actividades que impliquen la participación intensa del pulgar como pellizcar o sujetar objetos, hacer pinza lateral u oposición mantenida. Por lo tanto, acciones habituales y cotidianas habrá dolor.