En nuestro centro médico regenerativo, Oaga Salut, contamos con la experiencia y profesionalización necesaria y avances biotecnológicos en el tratamiento de pacientes con lesiones del pie y los tobillos
La rotura del tendón de Aquiles es una lesión aguda en la que el tendón de Aquiles se rompe de manera súbita y sin ningún antecedente en la mayor parte de los casos. Ocurre principalmente en las personas que practican deportes de pelota y raqueta o atletismo, pero la realidad es que puede sucederle a cualquiera.
El tendón de Aquiles conecta los músculos de la parte trasera de la pantorrilla (sóleo y gemelos) con el hueso del talón y se trata del tendón mas potente de todo el cuerpo. Si bien es el tendón mas grueso y resistente que tenemos, durante las actividades de salto puede soportar fuerzas de hasta 7 veces el peso corporal, lo que de manera repetida representa una gran demanda mecánica. Su función es la de flexionar el pie hacia abajo, y lo usas prácticamente cada vez que caminas y mueves el pie. Además de actuar como motor del tobillo, actúa de amortiguador de fuerzas cada vez que aterrizas de un salto, por lo que además de actuar durante su función concéntrica es vital evitando la extensión del pie en su función excéntrica.
La rotura ocurre casi siempre en la parte del tendón ubicada unos 7 cm por encima de su inserción en el talón. En ese punto se fusionan los vasos que lo irrigan desde el músculo (arriba) con los que vienen del hueso (abajo), un punto muy vulnerable por su menor capacidad de reparación.
Cuando el tendón de Aquiles se desgarra, es muy frecuente que oigas un chasquido, seguido inmediatamente de un dolor agudo en la parte trasera del tobillo y la pantorrilla. Tal y como podeis ver en este video de David Beckham, en el momento de la rotura, nos solemos volver buscando a un contrincante que nos haya podido agredir, ya que la sensación que soleis describir es de “pedrada” o “bastonazo” en el tendón.
Seguidamente se pierde la capacidad de caminar correctamente. A las horas aparece frecuentemente un hematoma en la zona, que proviene de los vasos rotos en el tendón. Aquí os enumero los síntomas mas importantes, que te deben hacer sospechar una rotura y consultar a un especialista:
– Sensación de haber recibido un golpe en la pantorrilla.
– Sonido de desgarro.
– Dolor repentino e hinchazón cerca del talón.
– Imposibilidad de ponerse de puntillas sobre el pie lesionado.
En algunos pocos casos estos síntomas pueden incluso pasar desarpercidbios, sobre todo si la rotura es parcial en un primer momento y luego se completa. En estos pacientes la cojera será progresiva en los días sucesivos. Si esta lesión se confunde con una lesión fibrilar, el espacio de la rotura puede aumentar y dificultar mucho su reparación. Busca atención médica inmediata si tienes los síntomas previamente descritos.
Como hemos visto es fruto de dos causas; actividad y biología. La primera es debido a las altas fuerzas que soporta y la segunda, debido a un menor aflujo de sangre en el lugar dónde se rompe. Generalmente, la causa inmediata de la rotura es un aumento repentino de la presión ejercida sobre el tendón de Aquiles sobre un tendón en riesgo previamente. La historia mas típica que contáis es que aterrizabais de un salto, empezabais un sprint o pisasteis un hoyo. Independientemente del mecanismo directo, existen una serie de factores de riesgo, que hacen que sea mas frecuente en un tipo de paciente:
– Edad. La edad pico para la rotura del tendón de Aquiles es de 30 a 40 años.
– Sexo. Es cinco veces más probable que la rotura del tendón de Aquiles ocurra en hombres que en mujeres.
– Deportes: Las lesiones del tendón de Aquiles ocurren con más frecuencia en deportes que implican correr, saltar e inicios y paradas repentinos, tales como el fútbol, el pádel y baloncesto.
– Inyecciones de corticoides: Si te han infiltrado esteroides en el tendón en el pasado tienes un riesgo mas alta de sufrir una rotura espontánea.
– Igualmente el antecedente de haber tomado ciertos medicamentos (antibióticos de la familia quinolonas, corticoides o inmunodepresores) aumentan el riesgo de rotura del tendón de Aquiles.
– Exceso de musculación concéntrica. Un exceso de musculación concéntrica, sin alternar con la excéntrica, hipertrofia el músculo sin aumentar proporcionalmente la resistencia del tendón, con lo que este se somete a fuerzas que no esta preparado para soportar.
– “Demasiada carrera sin musculación”. Correr muchos kilómetros semanales sin sesiones de musculación va a hacer que el tendón actúe como amortiguador sin estar entrenado específicamente.
Si analizamos las causas nos daremos cuenta de que la respuesta es sí. No podemos evitar al 100% el riesgo, pero sí al menos, reducirlo. Con un adecuado entrenamiento de musculación en el que hagamos frecuentemente ejercicios excéntricos ayudamos a reducir el riesgo. Esto es debido a que el grosor del tendón aumenta y las señales mecánicas excéntricas aumentan la cantidad de colágeno tipo I. Los ejercicios de estiramiento igualmente ayudan a mantener el tendón elástico.
Deberemos complementar este entrenamiento con un calzado adecuado (con amortiguación doble preferiblemente) así como evitar las superficies duras al entrenar. Evitar el asfalto y cambiarlo por tierra es un buen consejo. Alternar deportes de impacto, como correr, con deportes de bajo impacto, como elíptica, bicicleta y musculación da días de descanso al tendón para que este se repare. Igualmente se deberá limitar las pendientes en los entrenamientos en los corredores de montaña y las actividades de salto. Por último es importante aumentar gradualmente la intensidad del entrenamiento. Es frecuente que las lesiones del tendón de Aquiles ocurran después de aumentar abruptamente la intensidad del entrenamiento. Aumenta la distancia, la duración y la frecuencia de tu entrenamiento, como máximo, un 10 por ciento por semana.
Con la exploración física llevada a cabo por un traumatólogo o fisioterapeuta habituado a estas lesiones, se diagnostican mas del 98% de rotura de Aquiles. Es importante subrayar la experiencia del explorador, ya que es una de las lesiones que con mas frecuencia pasan desapercibidas en los servicios de Urgencias generales.
Tu especialista palpará el tendón para buscar el signo del hachazo en la zona típica de lesión. Además realizarla la maniobra denominada de Thompson, en que presionamos los músculos de la pantorrilla para ver si el pie se flexiona automáticamente. Si seguimos albergando dudas podemos utilizar una aguja en el tendón para ver si esta se mueve bajos la contracción de sóleo y gemelos. Valorar únicamente la flexión del pie puede llevar a engaño al ser otros tendones mas profundos (tibial posterior y peroneos), los que meuvan el tobillo. Casi siempre confirmamos el diagnóstico con Ecografía o Resonancia.
Solicita una llamada y contactaremos a la mayor brevedad