En nuestro centro médico regenerativo, Oaga Salut, contamos con la experiencia y profesionalización necesaria y avances biotecnológicos en el tratamiento de pacientes con rotura de menisco.
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Los huesos de la rodilla (fémur y tibia) se conectan entre sí mediante cuatro ligamentos (dos cruzados y dos laterales) que actúan como fuertes cuerdas para sostener la unión de los huesos y mantener estable la rodilla. El Cruzado Anterior es uno de estos 4 ligamentos primarios de la rodilla, siendo el que más frecuentemente se lesiona y que con mayor frecuencia requiere de una intervención quirúrgica.
Concretamente, el ligamento cruzado anterior previene que la tibia se salga de posición hacia delante del fémur, y también provee estabilidad rotacional a la rodilla, controlando principalmente la rotación interna. De hecho, cuando se rompe se produce un movimiento combinado de traslación tibial anterior, rotación interna y desviación de la rodilla hacia dentro.
Una de las lesiones de rodilla más comunes es un esguince o desgarro del ligamento cruzado anterior .Los atletas que participan en deportes de pelota como el fútbol, deportes de raqueta como el tenis o el pádel y deportes de invierno como el esquí, tienen más probabilidad de lesionarse los ligamentos cruzados anteriores.
Afortunadamente lo más frecuente durante la práctica deportiva es la rotura del cruzado anterior aislada, o con una rotura de menisco asociada. Si bien en la mayoría de ligamentos hablamos de esguinces de grado 1 (estiramiento), 2 (rotura parcial) y 3 (rotura completa), los desgarros parciales del ligamento cruzado anterior son raros; la mayoría de las lesiones son completas en el ligamento cruzado anterior. En la mayor parte de los casos se produce un arracamiento del mismo desde el fémur seguido en frecuencia por una rotura por la mitad del ligamento (ambas no reparables habitualmente).
El ligamento cruzado anterior puede lesionarse de varias maneras, pero en todas el tobillo queda bloqueado absorbiendo la rodilla la fuerza del peso corporal. El mecanismo va a ser una rotación interna de la tibia o externa del tronco + una desviación de la rodilla hacia dentro + una traslación de la tibia hacia delante.
Este triple mecanismo aparentemente complejo ocurre bastante habitualmente en deportes de pelota al realizar distintas acciones:
– Cambiando rápidamente de dirección con el tobillo bloqueado
– Deteniéndose súbitamente con la bota clavada en el suelo
– Desacelerando mientras se corre y la rodilla se vence hacia atrás
– Aterrizando incorrectamente de un salto o caída de esquí
– Por contacto directo o colisión con otro competidor desde lateral
Varios estudios han demostrado que las diferencias en el estado físico, la fortaleza muscular y el control neuromuscular son los principales determinantes de su lesión. Si bien, un mecanismo los suficientemente agresivo puede romperlo en cualquier atleta. Será tan importante por ello la correcta recuperación después de la cirugía, para recuperar la propiocepción y la musculación antes de volver al deporte, ya que las probabilidades de una re-rotura serán siempre mayores que en la rodilla sana.
Si te has lesionado el ligamento cruzado anterior, es muy probable que hayas podido oír un «crujido» y puedes sentir que tu rodilla ya no es estable para apoyar el peso corporal. Notarás que la rodilla «no esta sujeta». Otros síntomas típicos de la rotura de cruzado anterior son los siguientes:
– Una gran inflamación o derrame relativamente rápida, que aparece en minutos tras la lesión (corresponde a la sangre que llena la rodilla proveniente de los vasos en el ligamento)
– Una vez que la inflamación baja y el paciente intenta retomar sus actividades progresivamente puede notar una rodilla inestable. Los tan temidos “Fallos” por los traumatólogos, son subluxaciones de la rodilla con un mínimo gesto (cuando el control muscular no es absoluto). Estos fallos ponen en riesgo sufrir daños adicionales en el cartílago que acolcha tu rodilla o en los meniscos, los cuales empeoran el pronóstico de la rodilla al ser lesiones parcialmente irreversibles.
– Otros síntomas como la pérdida del rango completo de movimiento o el dolor son menos graves ya que habitualmente son totalmente recuperables
El diagnóstico de una rotura de ligamento cruzado anterior no sólo implica conocer si esta ligamento esta efectivamente roto, si no que lo importante es si la rotura implica una inestabilidad de la rodilla que llevará a sufrir fallos y poner en riesgo el resto de estructuras. Es por ello que el traumatólogo además de escuchar tu historia con atención, tus síntomas iniciales y el mecanismo de la lesión realizará una seria de maniobras exploratorias. Esta maniobras tienen por objetivo simular los gestos que el paciente realiza durante su vida habitual o deportiva y durante los cuales la rodilla puede subluxarse («fallos») con el consecuente daño a meniscos y cartílago de manera “irreversible”. Entre estas maniobras se encuentran:
– Cajón anterior y maniobra de Lachman: intentamos subluxar la tibia del paciente hacia anterior tirando de ella para conocer cuanta estabilidad en el plano lateral se ha perdido
– Maniobra Pivot Shift: combinamos tres movimientos tal para reproducir una subluxación postero-externa de la tibia en rotación. Esta maniobra puede resultar algo molesta para el paciente, pero es muy importante no sólo para el diagnóstico, sino para decidir el tratamiento, ya que si es positiva, indicamos una cirugía casi siempre.
– Test de Lille o Maniobra de la Palanca: Al igual que el Pivot, confirma una rotura de LCA. Esta maniobra consiste en presionar el cuádriceps del paciente, haciendo palanca sobre el puño del explorador bajo el gemelo. Para que la pierna se hiper-extendienda y el talón se levante de la camilla el cruzado debe estar intacto.
Después de esta exploración habitualmente pediremos una Resonancia Magnética.
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